Al abrir este libro solo se ve un círculo amarillo sobre la página en blanco. Entonces, se invita al lector a pulsar ese círculo con el dedo y averiguar qué ocurre. ¿Qué niño curioso podría resistirse a semejante desafío? Para saber la respuesta simplemente hay que dar la vuelta a la página ¡Y así empieza la magia! Círculos rojos, amarillos y azules se desdoblan, cambian de lugar, se colocan en fila, crecen e incluso están a punto de caerse por el borde del libro o volar hasta desaparecer. Todo depende de lo que el niño haga, si los aprieta, los frota, sopla sobre ellos o los agita. Este baile de círculos se va encadenando en una divertida complicidad con el lector de una forma espectacular y sorprendente. A Herve Tullet no le hace falta un derroche de medios -con unos círculos de colores le basta para realizar esta proeza: hacer de la lectura un juego y un placer. En suma, lo que se espera de un buen libro. Estamos ante una obra inteligente, gráficamente arriesgada y a la vez cercana e íntima. Tanto el niño como el adulto se sentirán cautivados y querrán volver al principio una y otra vez.