Felipe tiene un "problema" con su perro. En lugar de ladrar solo dice "Ouah" y eso provoca conflictos en la relación y algunas confusiones en el vecindario. Dispuesto a resolver el problema acuden al veterinario, pero solo puede certificar que, en efecto, se trata de un caso único y muy especial. El contratiempo va en aumento afectando seriamente incluso a sus relaciones con otros canes, con los que no logra establecer comunicación. Hasta que, un día, en la pastelería... La barrera del idioma no solo es cosa de los humanos, también algunos animales deben reciclar sus conocimientos para adquirir los matices lingüísticos de su comunidad, un tema tratado con mucho humor por la tripleta de autores a través de un texto ágil e ideal para compartir en familia, reforzado por una colección de alegres ilustraciones, dispuestas a sangre, que recrean la estética de las pinturas de cera con un retoque digital como complemento.